Una de las reglas invisibles de la gestión del elo pero más conocidas es la regla de los 400 puntos, aplicada durante años en el sistema Elo. La FIDE ha aprobado una enmienda que modifica cómo se aplica esa regla para los jugadores de élite: a partir del 1 de octubre de 2025, los jugadores con 2650 Elo o más quedarán fuera de esta protección. La medida afectará a unas 70 superestrellas del circuito mundial.

¿En qué consiste la regla de los 400 puntos?

Mejor que explicar la normativa creo que será explicarlo con un ejemplo sencillo. Imagina que un jugador de 2500 Elo se enfrenta a otro de 1900 Elo. La diferencia real entre ambos es de 600 puntos. Tradicionalmente, el sistema Elo consideraba que, para efectos del cálculo, cualquier diferencia mayor de 400 puntos se contaba como si fuera exactamente 400.

La razón práctica era simple: proteger a los jugadores fuertes de pérdidas desproporcionadas por un despiste o un mal día contra rivales mucho más débiles. Ganar a alguien 600 puntos inferior apenas sumaba rating, y perder tampoco implicaba un hundimiento total gracias a ese colchón.

¿Qué cambia a partir del 1 de octubre?

  • Jugadores por debajo de 2650: todo sigue igual; si la diferencia supera los 400 puntos, se computa como 400.
  • Jugadores de 2650 o más: la diferencia de Elo se toma tal cual, sin límites.

En la práctica, si un jugador de 2700 Elo se enfrenta a uno de 2200 Elo y pierde, el impacto en su rating se calculará sobre una diferencia de 500 puntos, no de 400. Es decir: cada partida contará con todo su peso estadístico. Así que lo siento por ti que si eres lector de este blog seguramente estés por encina de los 2650 🙂

¿Cómo afecta esto en la práctica?

Aunque todos queremos tener más elo, esta puntuación para los jugadores fuertes es algo más que una cifra: define invitaciones a torneos de élite, afecta a contratos de patrocinio y marca tu prestigio profesional. Con este cambio, la FIDE busca que el Elo represente con más precisión el rendimiento real de los mejores jugadores del mundo y que no existan “zonas grises” que distorsionen la clasificación. Ahora podrás ser todavía más feliz si ganas a Magnus Carlsen.

¿Qué consecuencias veremos?:

  1. Más riesgo en torneos abiertos: los super-GM se lo pensarán dos veces antes de jugar contra rivales muy inferiores o de apostar por jugar este tipo de torneos.
  2. Mayor meritocracia: un joven de 2300 que arranque medio punto a un 2700 verá reflejada su hazaña en el rating.
  3. Ranking más preciso: menos protecciones artificiales significan un listado mundial más fiel a la realidad competitiva.

Ahora bien, como todo en la vida, nunca llueve a gusto de todos, habrá quien considere que el cambio aporta transparencia y justicia, pero también quien deduzca que se va a reducir la participación de los super-GM en abiertos.