Una vida lejos del capitalismo es posible y apetecible

Cinco años después de reseñar Un año en los bosques sigo adentrándome en un género que me ha dado muchísimas satisfacciones, el nature writing. Ojalá esta colección de Errata Naturae sea infinita, pero mucho me temo que en algún momento me sentiré huérfano de crónicas en las montañas. Hoy os traigo Desde esta colina de Sue Hubbell, publicado originalmente en 1991 y editado por Errata Naturae en 2018. Lleva tiempo en mi estantería, creo que por ese miedo a la orfandad literaria que acabo de comentar. Cinco años después, Sue Hubbell sigue gustándome tanto como al principio. Esta colección de libros salvajes de la editorial me parece una elección muy acertada para las tardes de otoño que tenemos por delante.

Desde esta colina es la crónica de la vida de Sue Hubbell y su marido en las montañas Ozarks, un territorio mítico en el imaginario norteamericano: un lugar en el que desde mediados del siglo XX se encontraban aquellos que huían de las imposiciones de la sociedad, de la ley, del dinero o de sí mismos. Así, en apenas unas décadas, en ese paisaje abrupto y agreste se congregaron fugitivos y hippies, baptistas y ufólogos, aventureros y estafadores… Hoy en día, las montañas Ozarks son incluso parte del show business gracias a series de gran audiencia como Ozark (Netflix), pero cuando en los años setenta Sue Hubbell se fue a vivir allí, aquello era un territorio bastante más salvaje (en todos los sentidos). Como tantos otros, Hubbell llegó tratando de huir de una vida regida por los salarios, los horarios, todo lo que tiene que ver con el sistema capitalista incluso con la Guerra de Vietman. No tardó mucho en darse cuenta de que salirse del sistema es prácticamente imposible, pero la vida que encontró para sí misma en ese lugar fue mucho mejor que la que andaba buscando, “nos parecía que lo único que se podía hacer era salir de la vida regida por un salario y escapar de la economía de mercado. Era imposible, por supuesto, pero lo que sigue es el relato de nuestro intento”. En cierto modo, este libro es el relato de esa búsqueda frustrada y lograda al mismo tiempo, narrado con una inteligencia, un humor y una luminosidad desbordantes. Así, si en su primer libro, Un año en los bosques, la autora ahondaba en su relación personal y espiritual con la naturaleza circundante, en Desde esta colina intenta entender qué la ha llevado hasta ese recóndito paraje y qué la hace quedarse. Por supuesto, la descripción de la belleza natural sigue presente, pero en estas páginas se liga con el relato (a veces conmovedor, a veces disparatado) de sus vivencias con un buen número de excéntricos o sabios vecinos y conocidos, los indómitos habitantes de las Ozarks. Hubbell tiene una capacidad destacable para contar historias, para dotarlas de belleza, para recoger detalles, para narrar placeres cotidianos y para hacernos reír casi hasta la carcajada en otros momentos (el capítulo Alquila una tartana es divertidísimo). La mayoría de las historias no son con final feliz, sino con un toque de resignación pacífica, tranquila y al mismo tiempo estimulante hacia lo que tiene por delante que asombra la templanza y la determinación con la que continúa en la siguiente página, ¡muchos nos hubiésemos rendido! Tanto es así que, en un momento del relato, la propia Hubbell recoge el testimonio de un lector, “al parecer, este tipo de crónica gonza que practico sobre mi vida en los Ozarks no es nada relajante. Un lector me escribió: ¿Es que nunca os pasa nada bueno? Me tenéis preocupado. Todo parece durísimo”, y un poco más adelante nos tranquiliza la autora “a todos aquellos que os preocupáis me gustaría anunciaros que, por primera vez en cuatro años, nos han dado una tregua. No es definitivo, claro está, pero desde hace dos semanas no nos pasa nada (…) Es extraño levantarse por la mañana y no sentirse frenética. No sé si podremos aguantar tanta tranquilidad”.

Es cierto que más allá de la cotidianeidad o de la experiencia concreta de Sue Hubbell, lo que más me gusta de este tipo de literatura y que en este libro se percibe a las mil maravillas es la pátina resbaladiza de todo lo que no es importante en la vida. Leyendo estos libros se percibe que vivir en contacto con la naturaleza te da una sensación de inmortalidad ante las prisas, que las urgencias de verdad siempre se pueden atender, que la libertad es dejar a los demás vivir como decidan y que de todos se puede aprender y aprovechar algo en un entorno de enorme generosidad. Hay un pasaje en el que Hubbell tiene que viajar a Nueva York y le alucina el contraste de la montaña con la gran ciudad, “tengo los Ozarks constantemente en la cabeza porque la vida allí parece más razonable y tranquila. Había olvidado lo rápido que hablan en Nueva York. No paro de pedirle a la gente que me repita lo que ha dicho porque no les pillo el hilo”.

Me gusta pensar que el título tiene una lectura de la vida en las montañas como la vida en una atalaya tranquila sobre el ruido del capitalismo frenético de las ciudades. Creo que moralmente, la gente que consigue salirse del scalextric y sentarse en el camino a procurar autoabastecerse y colaborar y cooperar con una comunidad cercana sin buscar grandes lujos superfluos, están por encima de nosotros. No tienen una vida aburrida, no se dedican a la vida contemplativa, al contrario, no paran. Hay muchas cosas que hacer en una casa conectada con la naturaleza. Pero todo el trabajo redunda en el bienestar personal, familiar y comunitario.

En definitiva, Desde esta colina es un relato divertido, ligero y distendido. Estilos muy desenfadados para reivindicar la desconexión con el capitalismo. Su lectura me generó una sensación de envidia que me suele recorrer con el nature writing. Hay vidas como la que narra aquí Hubbell que me parecen más atractivas que la de Indian Creek de Pete Fromm o que la de Annie Dillard en Una temporada en Tinder Creek (que está escrito soporíferamente). Que haya libros de nature writing aburridos solo demuestra que narrar la cotidianeidad de la vida en la naturaleza no es fácil. Pocos escritores han dado cuenta tan bien de la belleza, los detalles y el tempo de una vida alejada de las ciudades. Lean a Hubbell y permítanse soñar otra vida cerca de las montañas. Si leer es vivir dos veces, una vida puede ser en contacto con la naturaleza.

¡Nos vemos en la próxima reseña!