23 de octubre de 2025, Rodas (Grecia). La escena parece sacada de una pesadilla para cualquier jugador de torneo: ventaja decisiva, reloj bajo control, y de pronto… el tiempo se esfuma. Eso fue exactamente lo que le ocurrió al joven prodigio argentino Faustino Oro (12 años, 2509 Elo) en la Copa Europea de Clubes, cuando un error técnico en el reloj cambió el curso de su partida ante el sueco Philip Lindgren (2385).

Una partida correcta… hasta el desastre

El duelo se desarrollaba con normalidad dentro de una Defensa de Peón de Dama (D03). Ambos jugaban con precisión, y tras una secuencia sólida, Faustino trataba de hacerse con la iniciativa con negras. La posición clave llegó tras 39… Db3, momento en que Oro disponía de una ventaja clara en el reloj.

Sin embargo, justo ahí se produjo el fallo que ha encendido las redes. El reloj, configurado para añadir 30 minutos extra tras la jugada 40, aplicó el incremento una jugada antes. Lindgren pasó de tener 50 segundos a más de 30 minutos, y poco después, también Faustino recibió un incremento indebido. El árbitro no intervino. Todo se complicó en cuestión de segundos.

La jugada fatal

En la jugada 40, Lindgren jugó g4?, debilitando su posición de forma casi decisiva. De haber podido mover, Oro habría respondido con …Axe5, dxe5 y Tc4, una secuencia simple y ganadora. Pero mientras pensaba su respuesta, llegó la reclamación de su rival y Faustino había perdido por tiempo.

El sueco reclamó la victoria, y el árbitro principal —el armenio Ashot Vardapetyán— dio la partida por concluida. Según explicó después a El País, el problema se debió a que “el propio Oro pulsó dos veces el reloj en algún momento”. Añadió que antes del torneo había advertido a los capitanes para que avisaran de inmediato en caso de detectar anomalías.

Qué dice el reglamento

El Manual del Árbitro FIDE 2025, en su artículo 6.10, establece que si se detecta un error en la configuración del reloj, el árbitro debe detenerlo, corregir los tiempos y ajustar el contador de jugadas usando su mejor criterio. Es decir: si el incremento se aplicó antes de tiempo, correspondía al árbitro corregirlo en ese instante. No lo hizo.

En el vídeo lo explicamos: “El árbitro tenía la obligación de intervenir. Si el incremento se activa en la jugada 39, y no en la 40, es un error técnico que no puede decidir el resultado de una partida de este nivel”.

¿Quién tiene la culpa?

La polémica ha dividido opiniones. El equipo de Oro ha presentado una apelación formal. El padre de Faustino, Alejandro Oro, sostiene que su hijo “debió ganar por tiempo”, ya que, según él, Lindgren habría rebasado antes el límite reglamentario. Por su parte, muchos aficionados señalan que el error humano del árbitro es el verdadero detonante del desastre.

Lo cierto es que Faustino no actuó de mala fe. Jugaba con ventaja y con una posición prácticamente ganada. Su reacción posterior fue serena y respetuosa, pero la sensación general es amarga: el resultado final (1–0) no refleja lo que ocurrió sobre el tablero.

La parte moral del asunto

Más allá de la letra del reglamento, está el espíritu del juego. Lo explico en el vídeo: “Si yo fuese el jugador de blancas, no habría reclamado. Me parece justo perder una partida así, y no ganarla por un error técnico que no depende del rival”.

En este caso, el árbitro no corrigió el fallo, el rival reclamó, y la FIDE no ha emitido aún un comunicado oficial sobre el incidente. Pero la sensación entre jugadores y entrenadores es unánime: algo así no debería decidir una partida clásica de un torneo continental.