En el ajedrez de élite estamos acostumbrados a que los favoritos cumplan con lo previsto: ganan a rivales de menor nivel y reservan la gasolina para los choques entre “pesos pesados”. Pero el ajedrez, como la vida, siempre tiene espacio para lo imprevisto. Y esta vez le tocó al mismísimo Ding Liren, actual número uno de China, dejar escapar medio punto frente a un jugador cuyo Elo apenas supera los 1900.
En la final de los Juegos Nacionales de China, Ding fue el único en no derrotar a Wang Ip Boris Chan, 1975 Elo, quien hasta ese momento acumulaba siete derrotas en el torneo. Un resultado sorprendente que, además, da combustible a titulares como este.

Contexto: ¿quién es Chan?
A primera vista, ver a un 1975 frente a un top mundial parece un error tipográfico. Pero no lo es. Sus resultados recientes refuerzan la sorpresa: en un rápido anterior perdió contra rivales como Yunusov, 1794, y Calica, 1866, y terminó con seis de nueve en un torneo cuya media de Elo rondaba 1781. Puedes acceder a su palmarés aquí: https://ratings.fide.com/calculations.phtml?id_number=6006027&period=2025-09-01&rating=1
No hablamos de un “tapado” con Elo inflado, sino de un jugador de nivel modesto que por circunstancias del torneo y por su propia resistencia se convierte en protagonista involuntario de una de las anécdotas más curiosas del campeonato.
¿Qué pasó en la partida?
En la partida se jugó una italiana Giuoco Pianissimo, típica de maniobras y paciencia. Ding jugó con calma y con bastante respeto. La primera jugada a destacar llega en la 18: tras dxe4, Ding optó por Ac8, retrocediendo el alfil cuando la captura en b3 habría simplificado y probablemente dejado a las negras con mejores perspectivas. Esa elección, valorada como no del todo precisa por las máquinas, le dio a Chan un respiro práctico. Tras Axb, Ding podría haber apretado la posición con la maniobra Ca5 y Dc6.
Chan no se escondió: jugadas como Ch4 y b4 demostraron intención de pelear por espacio en el flanco de dama y enredos en el de rey. Ding maniobró con sus torres en la columna d y buscó la forma de abrir líneas, pero no consiguió romper el cerrojo. El cambio de damas en torno de la jugada 38 condujo a un final equilibrado donde la técnica debía decidir.
En el tramo final, Ding activó su caballo y generó amenazas tácticas en el flanco rey, pero las maniobras de ambos llevaron a la triple repetición y a la firma del empate en la jugada 49. No hubo peligro crítico para Ding, pero tampoco la idea clara para imponer la diferencia de casi 800 puntos.
 
							 
						 
							 
							 
							