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    Fallece Rick Davies, el alma blues de Supertramp


    Un periodista no debería hablar de sí mismo en un obituario. Es una regla que no sé si está escrita o no, ni me importa mucho porque me la voy a saltar. En primer lugar, porque no soy periodista y no me siento aludido; en segundo lugar, porque Supertramp han sido el grupo de mi vida durante casi 50 años, y creo que es justo que, además de leer unos cuantos textos escritos con IA (ya he visto un par de ellos) totalmente despersonalizados e intercambiables, tengáis también la ocasión de leer algo escrito con lágrimas en los ojos y verdadero sentimiento de pérdida.

    Rick Davies, el alma blues de Supertramp, se ha ido. No puede decirse que la noticia sea totalmente inesperada, el hombre ya tenía su edad y las noticias que nos iban llegando estos últimos años sobre su estado de salud hacían temer que esto iba a ocurrir más pronto que tarde. Para bien o para menos bien, en el caso de quienes pensamos que la dupla Davies-Hodgson es lo que hizo realmente grande al grupo, Rick Davies ha sido el único miembro de Supertramp que ha permanecido en la banda desde su formación, a finales de los 60, hasta hoy mismo. Y digo hasta hoy porque estoy convencido de que el grupo debería finalizar ahora mismo su trayectoria. Sin Hodgson ya quedaba cojo, pero sin Hodgson ni Davies simplemente no existe.

    Rick fue quien formó el grupo. Fue el tipo en el que el famoso millonario SAM (Stanley August Miesegaes) invirtió su dinero incluso tras fracasar con su primer grupo, The Joint. Rick reclutó a los demás. Fue, junto a Roger Hodgson, quien resistió a pesar de que sus dos primeros discos, Supertramp (1970) y Indelibly stamped (1971) fueran un fracaso. Unos discos que aprovecho para recomendar que escuchéis olvidando quienes están detrás y lo que llegó después, porque tienen momentos realmente preciosos. SAM se cansó de perder dinero y retiró el apoyo financiero al proyecto, pero Davies creía en el grupo, y junto a Hodgson lo reinventó por segunda o tercera vez. Por suerte, el sello A&M debió ver algo en ellos porque les dio una tercera oportunidad. Y vaya si la aprovecharon.


    Supertramp con Rick Davies

    En uno de esos milagros que ocurren solo de vez en cuando, de repente la Caja de Pandora se abrió. Rick Davies y Roger Hodgson se sacaron del bolsillo un puñado de canciones inmortales que irían dejando caer en sus primeros discos. Crime of the Century (1974), el primero de ellos, es una obra maestra indefinible. Puede ser rock progresivo, pero también rock a secas, pop e incluso música negra. En este álbum se construye la nueva identidad del grupo, que debe mucho a sus dos cabezas visibles: Rick Davies, el amante del blues, el R&B y el rock progresivo; Roger Hodgson, la cara pop y espiritual de la banda. Desde un principio funcionaron al modo Lennon/McCartney: ambos firmaban todas las canciones, pero al escucharlas estaba claro cuál era de Davies y cuál de Hodgson. Y no solo por quién cantaba, sino por las texturas, las melodías, los tonos de las canciones. Mientras Hodgson, en general, construía la cara más pop del grupo, Davies cimentaba su reputación como banda elegante, experimental, progresiva. Algo que lamentablemente no sirvió para ganarse el respeto de la crítica, que los veía demasiado pop para ser incluidos dentro del progresivo respetable (quienes lo respetaban, que no eran todos), y demasiado progresivos para ser pop. Así siguieron en los siguientes años, creando discos increíbles como Crisis? What Crisis? (1975) o Even In The Quietest Moments (1977). Davies y Hodgson, con sus teclados, redefinieron el uso de dicho instrumento en sus canciones, creando un estilo único e inimitable. ¿Por qué tan poca gente se atreve a hacer versiones de Supertramp?

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    Rick Davies le dio al grupo algunas de sus canciones más elaboradas y profundas: «From now on», «Crime of the century» o «Goodbye stranger», por citar solo algunas. En muchas de ellas había una fuerte colaboración entre los dos compositores, mejorando cada uno de ellos muchas de las composiciones del otro. Algo, sin embargo, empezó a torcerse hacia finales de los 70. Breakfast in America (1979), su otra obra maestra en mi opinión, muestra ya grietas en el dúo compositor. Unas grietas que se abrieron más y más hasta que tras Famous Last Words (1982) llegó el mazazo: Roger Hodgson abandonaba el grupo. Sus diferencias artísticas, notorias desde el principio pero soportables e incluso beneficiosas para el proyecto común en los años de ascenso, acabaron convirtiéndose en personales. No es el momento para hablar de culpas, se acabó y ya está. A Rick Davies le debemos la voluntad de continuar con el legado del grupo, de forma magistral en Brother Where You Bound (1985) y bajando algo el nivel en posteriores entregas. Repito, y creo que somos muchos quienes pensamos así, que Supertramp fue grande por esa dualidad Davies/Hodgson, igual que las tensiones entre Lennon y McCartney impulsaron a los Beatles hacia el infinito. Pero hay que darle las gracias a Rick Davies, a pesar de algunas decisiones más que cuestionables que no comentaré, por alargar la historia de Supertramp de una forma más que digna y hacer que pudiéramos disfrutar de más canciones. En 1993 hubo un conato de reunión con Hodgson, incluso trabajando en algunas canciones nuevas, pero no fructificó y Supertramp siguió siendo, ahora sí, el grupo de Davies hasta el final. Y no solo viviendo de las canciones antiguas, sino creando también nueva música. Algo que, otra vez, hay que agradecerle. Discos como Slow Motion (2002) o Some Things Never Change (1997) no resisten la comparación con sus clásicos de los 70, pero son epílogos más que dignos y tienen sus momentos brillantes.

    Una historia que ha llegado a su final con la desaparición de una de las dos almas del grupo. Desde hace una década ya sabíamos de sus problemas de salud. Incluso en algún momento se llegó a esperar lo peor. Sin embargo Rick anunció en 2018 que había superado su enfermedad y que volvía a los escenarios. No con Supertramp, pero sí al menos con su grupo Ricky and the Rockets dando algunos conciertos en Nueva York. Lamentablemente su recuperación no fue completa y hoy tenemos que estar lamentando su pérdida. Una desaparición que no significará nada para mucha gente. Hoy habrá medias sonrisas y alguna burla por parte de quienes no entienden que algunos (muchos, vendieron millones de discos, algo que tampoco se les perdonó nunca) amáramos al grupo y su música. No me importa. La música no es solo sonido, es también emoción, diversión, recogimiento. El sonido son matemáticas, las sensaciones que provoca no lo son. Cada uno escoge qué le produce esas sensaciones y qué no. Yo escogí a Supertramp hace años, y hoy quiero decírselo a Rick, como algún día inevitablemente, si no parto yo antes, se lo tendré que decir a Roger.

    Rick Davies foto

    Descansa en paz, Rick Davies. Por suerte, nos dejas tu música y esta nunca desaparecerá.

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