A la mayoría de los que disfrutamos con la música nos gustan las listas. También nos atraen los aniversarios, somos muchos quienes nos deleitamos leyendo (o escribiendo) sobre este o aquel disco mítico que cumple 25, 30, 40, 50 o incluso 60 años. Echarle un vistazo de reojo a nuestra juventud, escuchar ese disco casi olvidado, repasar algunas canciones que en su momento nos hicieron gozar, reivindicar ese álbum que para nosotros es un tesoro poco reconocido… Cualquier excusa es buena para volver sobre nuestra música favorita y escribir sobre ella, o para descubrir joyas que ignoramos en los escritos de otra gente.
Por eso, porque nos encanta hacerlas y también leerlas, es habitual encontrar todo tipo de listas musicales en los medios, así como artículos sobre aniversarios destacados. Seguro que en los últimos meses te has encontrado con alguna lista de canciones/discos que cumplen 25, 40, 50 años.
Nosotros, en Muzikalia, también hacemos ese tipo de listas y disfrutamos cuando nos las encontramos en otras revistas amigas. Sin embargo hoy hemos querido ir un paso más allá. Bueno, bastante más de un paso. Hoy hemos querido recordar 13 canciones que tienen 100 años o más. Y no, no vamos a hablar de música clásica ni de ignotos temas de blues o folk primitivo sino de canciones famosas que todos conoceréis y que han grabado gente como Simon and Garfunkel, Creedence Clearwater Revival o Nick Cave, por citar solo algunos nombres importantes que han caído en el hechizo de estas canciones centenarias.
La Bamba (tradicional, finales del siglo XVII)
«La Bamba» original era una canción folk tradicional originaria de la zona de Veracruz, en México, que incorporaba elementos autóctonos y africanos a la música llegada desde España. Algunas fuentes sitúan su origen a finales del siglo XVII, nada menos. Con el tiempo dio origen a numerosas versiones en todos los estilos posibles, aunque las más recordadas son las que hicieron, en clave de rock and roll, primero Ritchie Valens y luego Los Lobos.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/nLAWPrCUQQ0?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
House of the rising sun (tradicional, siglo XVII)
La primera versión de «The house of the rising sun» se grabó en 1934, aunque en Norteamérica ya se cantaba a principios del siglo XX. Alan Lomax sitúa su origen incluso más atrás, en alguna vieja balada folk británica de la época de las colonias. En los Estados Unidos se adaptó para que esa casa donde la gente encontraba su ruina estuviese situada en New Orleans. Existen numerosas versiones por parte de grandes artistas, de Dylan a Nina Simone, de Pete Seeger a Dolly Parton, pero nosotros nos quedamos con la de los Animals de Eric Burdon.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/N4bFqW_eu2I?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
Amazing Grace (John Newton, 1772)
A diferencia de las dos canciones anteriores, «Amazing Grace» tiene autor reconocido. El clérigo anglicano (y poeta) John Newton escribió este himno religioso allá por 1772. Parece ser que el entonces descreído Newton vio la luz tras encontrare en medio de una peligrosa tormenta en alta mar y pedir misericordia a Dios. La obtuvo, así que se hizo clérigo y empezó a componer himnos de agradecimiento. El más conocido es este «Amazing Grace» que, villancicos aparte, quizás sea la canción religiosa más famosa del mundo. La recordamos, cómo no, de la mano y la voz de la gran Aretha Franklin.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/kXDCUzzL7pA?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
Nobody knows the trouble I’ve seen (tradicional, siglo XIX)
«Nobody knows the trouble I’ve seen» hiela la sangre del más impávido, sobre todo si pensamos que sus orígenes se remontan a la época de la esclavitud en los Estados Unidos. La canción parte del sufrimiento, de la aceptación de su inevitabilidad, y acaba convirtiéndose en un cántico de agradecimiento y gloria a Dios, en la línea de los espirituales que ofrecían consuelo y elevaban la moral en las condiciones más difíciles que uno pueda imaginar. Ahí está la semilla del Soul, así que no es de extrañar que «Mr Soul» Sam Cooke hiciera esta enorme versión.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/YEx5pLLTTDo?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
I am a pilgrim (tradicional, 1869)
«I am a pilgrim» es otra canción con origen religioso. Aunque hace referencia de forma literal a un pasaje bíblico, no es difícil pensar que su arraigo en los Estados Unidos tuviera que ver con sus mitos fundacionales. Ya sabéis: el Mayflower, la conquista del Oeste… Su autoría pertenece a un tal Wayfaring Stranger y aparece por primera vez en papel entre 1864 y 1869. La primera versión grabada es de 1924, obra del Norfolk Jubilee Quartet. Aquí la recordamos en esta variante country que realizaron los Byrds.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/sRyGcuzWc24?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
Scarborough fair (tradicional, siglo XIX)
El rastro de «Scarborough fair» se pierde también en las neblinas de la tradición folk. Lo que está claro es que surgió en las Islas Británicas, aunque las fuentes no se ponen de acuerdo si en la propia Inglaterra o en Escocia. De hecho circulaban diversas variantes en función del territorio. En 1891 aparece por primera vez en un recopilatorio de baladas folk, aunque su origen es bastante anterior. Diversos folkloristas británicos la grabaron, y Paul Simon escuchó una de esas grabaciones (cuentan que la de Martin Carthy) durante su estancia en las islas. Gloriosa coincidencia que nos dio esta inmortal versión de Simon & Garfunkel.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/-Jj4s9I-53g?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
Sometimes I feel like a motherless child (tradicional, hacia 1870)
«Sometimes I feel like a motherless child», en muchas ocasiones abreviada a «Motherless child», es otra canción que hunde sus raíces en los cánticos espirituales de la época de la esclavitud. Aunque lógicamente no hay grabaciones de la época, se sabe que Fisk Jubilee Singers, un grupo afroamericano de góspel, la tenía en su repertorio allá por 1875. Finalmente William E. Barton creó la partitura a finales del siglo XIX. Hay versiones más conocidas, pero como curiosidad he querido recordar esta que grabaron Sergio y Estíbaliz a mediados de los 70.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/DtEJ_IK8De0?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
The entertainer (Scott Joplin, 1902)
Seguro que mucha gente que no conoce por su título «The entertainer», de Scott Joplin, la reconocerá inmediatamente si escucha unos pocos segundos. Y es que la banda sonora de El Golpe (1973) devolvió a la vida esta ahora inmortal composición que por entonces, como todo el ragtime, estaba olvidado e incluso era despreciado por unos y por otros. Los 70 vieron el revival de esa música pre-Broadway y pre-Songbook. Es posible que en buena parte se debiera al éxito de esta banda sonora, aunque en 1970 ya se vendieron 100 mil copias de un recopilatorio de «piano rags» de Joplin.
” data-cs-src=”https://www.youtube.com/embed/7fTw7sMnS-8?feature=oembed” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” referrerpolicy=”strict-origin-when-cross-origin” allowfullscreen>
Midnight Special (tradicional, 1905)
En muchas ocasiones se atribuye incorrectamente la autoría de la canción «Midnight Special» al mítico Lead Belly. Es cierto que la suya fue la versión recogida y popularizada por los Lomax en 1934, pero la canción ya era conocida e incluso existen diversas grabaciones de los años 20. El «Midnight Special» era un tren que hacía el recorrido entre St. Louis y Chicago. En su camino pasaba por varios campos de trabajo, donde los prisioneros escuchaban su silbido y lo acabaron convirtiendo en una metáfora de la huida hacia la libertad. Existen innumerables versiones de la canción, pero pocas con la energía que le insuflaron Creedence Clearwater Revival.
Stagger Lee (tradicional, 1897)
Si complicado es seguir la pista a canciones tradicionales, más difícil todavía resulta cuando existen casi tantos títulos como versiones. Es el caso de «Stagger Lee», grabada con multitud de títulos desde «Stack-o-lee» o «Stack-a-lee» hasta «Stackolee», «Stagalee» o, finalmente, el que podríamos decir que ha triunfado en las últimas década del siglo XX. Lo que sí sabemos es que el origen de la canción es el asesinato en St. Louis, en las Navidades de 1895, de un tal Billy Lyons a manos de «Stag» Lee Shelton. El forajido, la historia y la canción han pasado a formar parte de la cultura popular. Por supuesto una historia así debía aparecer entre las Murder Ballads de Nick Cave, aunque aquí hacemos un poquito de trampa porque el australiano le cambió la letra y se inventó una historia nueva.
Man of constant sorrow (tradicional, 1913?)
Seguimos a vueltas con las bandas sonoras. Seguro que muchos trabaron conocimiento por primera vez con «Man of constant sorrow» a través de la película O Brother, Where Art Thou?, donde la cantaba el grupo ficticio The Soggy Bottom Boys. Con George Clooney al frente, aunque la voz que se escucha no es la suya. Aunque con el título actual la primera versión grabada es de 1928, la consideramos centenaria porque la canción fue publicada por Dick Burnett (aunque con otro título en 1913. En una lista de canciones centenarias no podía faltar Bob Dylan, uno de los grandes recuperadores de la tradición folk. Y no solo en sus inicios, a pesar de sus problemas con los puristas tras su «electrificación».
Nobody knows you when you’re down and out (Jimmie Cox, 1923)
Las canciones de caída y redención nos gustan, pero también nos gustan las que invierten el orden de los términos. Ahí está «Like a rolling stone», por ejemplo, con sus interpelaciones revanchistas a esa persona que prueba el fracaso después de vivir el éxito. Algo similar ocurre con «Nobody knows you when you’re down and out», un estándar del blues escrito por el pianista Jimmie Cox en 1923, aunque en esta ocasión la historia está narrada en primera persona. La canción la ha grabado casi cualquiera que se haya acercado al blues, de Bessie Smith a Eric Clapton, pero para nuestra lista de canciones centenarias hemos apostado por la versión de Nina Simone.
C.C. Rider / See See Rider (tradicional, finales del siglo XIX)
Si mencionamos las palabras «See see rider» seguro que muchos cierran los ojos y rememoran las míticas salidas al escenario de Elvis Presley en sus conciertos de los primeros 70, una costumbre establecida, si no recuerdo mal, durante sus residencias en Las Vegas. La canción cumple justamente ahora 100 años, por lo que consideramos justo que cerrara nuestra lista de canciones centenarias. Al menos son 100 los años transcurridos desde la primera grabación realizada por Gertrude «Ma» Rainey, considerada su autora oficial. Entonces era un Blues tradicional de 12 compases, formato que ha ido evolucionando con el tiempo como muchas canciones del género. Elvis le dio un buen acelerón, como podéis ver en este vídeo de su Aloha From Hawai que cierra nuestra lista de canciones centenarias. Esperamos que las hayáis disfrutado.
- Las canciones de la semana