Con motivo de la visita del autor a las Jornadas de novela negra, policiaca y de misterio Cartagena Negra (puedes entrar en nuestra pestaña dedicada a Cartagena Negra) para leer todo lo que allí hemos publicado, hemos aprovechado para entrevistar a Gómez Cabezas, quien estará el viernes 12 de septiembre a las 17 horas con uno de los clubes de lectura participantes.
La verdad, el vacío y el silencio en la novela
La verdad es un vaso vacío: un título sugerente y críptico. ¿Qué verdad se vacía en esta novela? Cualquier investigación, así como cualquier pregunta o duda vital empieza con y por el vacío. En la novela hay un secreto familiar que arrastra una de las protagonistas y que después de un atraco en el trabajo le trae a la cabeza esos interrogantes de su vida aún sin contestar. La única que puede hacerlo es su madre y está ingresada en una residencia con demencia.
¿Hay una intención de denuncia o reflexión social en esta historia o pesa más la dimensión psicológica? A la par, no me puedo desvincular de mi profesión, es más, creo que en esta novela me aprovecho y exploto los perfiles psicológicos, pero también la ciudad y su pasado “glorioso” tienen su atención. Por supuesto, la violencia doméstica y los abusos, me preocupa mucho este tema.
¿Cómo nació la idea de esta historia? ¿Hubo algún detonante personal, periodístico o literario? Nada en concreto, la necesidad de contar una historia que hablara de demencias, maternidad y culpabilidades. Las protagonistas tenían que ser mujeres.
Te dejamos la web de la editorial para que encuentres el libro.
Evolución y género en la obra del autor
¿Dónde se sitúa esta novela dentro de tu trayectoria narrativa? ¿Es una vuelta, una ruptura o una evolución? Me lo he tomado como una evolución, siempre me gusta caminar mirando hacia delante. Había necesidad en apostar por una novela más emocional e intensa, obviamente sin olvidar la parte más oscura de la novela negra.
¿Esta novela dialoga con alguna de tus anteriores? ¿Hay vasos comunicantes entre tus obras? Si, pequeñas evoluciones y guiños entre ellas. Hasta ahora las primeras tenían un componente más histórico de recuperar memorias, en esta, la memoria y el olvido sigue presentes, pero de una manera más actual sobre los que hay que rendir cuentas.
La historia gira en torno a la verdad, pero también al vacío. ¿Qué papel juega el silencio en esta novela? La novela negra es heredera del Western en muchos sentidos. Ese llanero solitario que acaba siendo el forastero sospechoso en el pueblo está presente. Me encantan los personajes silenciosos, son infinitamente más interesantes que el resto. Además, como es una novela de sentimientos, no podía faltar la soledad y en el silencio también hay comunicación, diferentes anclajes, pero dentro del mismo proceso.
El género negro suele ser espejo de una sociedad. ¿Qué te interesa hoy de la realidad para seguir escribiéndolo? Pues por ejemplo de mi ciudad, que vivió unos años dorados con megaproyectos incluidos, que al final, por supuesto se quedaron en agua de borrajas, creo que aun hay mucho que contar, por eso en La verdad es un vaso vacío, la ciudad y su historia es un personaje más impregnado de esa sutil decadencia que lo ha poblado durante años.
¿Te sientes cómodo dentro de la etiqueta “autor noir”? ¿O sientes que te encasilla? Para nada me molesta, al contrario, me siento bastante orgulloso, creo que escribir novela negra es de lo más difícil, creas un universo peculiar, un puzle que desafía al lector y que debe implicarlo en el juego. No es fácil para nada y por tanto, ni de lejos un arte menor. Pienso seguir escribiendo mientras pueda novela negra, eso si, de vez en cuando “me desintoxico” con relatos juveniles e infantiles que me encantan.
Influencias literarias y cinematográficas
¿Qué referentes literarios o cinematográficos han influido en esta novela concreta? Seguramente muchos, pero de una manera consciente García Pavón y González Ledesma, creo que no me puedo desvincular de ellos. Y de una manera más actual, la mayor aparte de autores españoles del momento que me gustan y me apasiona leer: Marto Pariente, Carlos Salem, Eduardo Fernán López-Malatesta. Cinematográficos, no lo tengo tan claro, me apasiona el cine negro en general (recomiendo el cine pre-code), el western o el cine de los años 70 y 80 que me entretiene, me llena de nostalgia y me recuerda de dónde venimos, algo que de una u otra manera, está bastante presente en mis novelas.
¿Cuál dirías que es el mayor reto de escribir novela negra hoy sin repetir los esquemas clásicos? Hace un tiempo hablaba con Domingo Villar sobe sus próximos proyectos, em decía que se negaba a escribir una novela totalmente actual con el tema de los móviles y la geolocalización. Es cierto que los delincuentes cada vez lo tienen más difícil y agudizan el ingenio. Nosotros como escritores también debemos hacer lo mismo y tocar temas que por su enfoque o planteamiento no se hayan trabajo hasta ahora. El reto para mi es seguir profundizando en la psique humana e incorporarlo a la novela negra, sin perder profundidad ni verosimilitud.
La psique de los personajes y el proceso de escritura
El ritmo narrativo en tus novelas siempre es clave. ¿Qué decisiones técnicas has tomado aquí para lograr ese tono? Mucha corrección, es lo que más odio, pero también lo que más luce al final. Relees y vuelves a leer hasta que el ritmo se impone sin perder lírica o mensaje.
¿Cómo trabajas la construcción psicológica de tus personajes? ¿Tiras más de observación clínica o de imaginación? De las dos, aunque sí que es cierto que la realidad es increíble y mi trabajo y afán de observación de alimentan de curiosidades y a veces explicaciones que incorporo a las tramas.
¿Hay algún personaje de esta novela que te haya desbordado, que se haya impuesto a tu guion mental? Pues sinceramente creo que todos. He perfilado mucho a cada uno de ellos y he puesto empeño también en los secundarios, por eso da rabia terminar el libro y dejar ese universo tan poderoso sin explorar más.
¿Cómo construyes el equilibrio entre introspección y acción? Pues con delicadeza, esa es la clave. Tienes que describir y contar, narrar en definitiva, pero hay cosas y elementos que no aportan, con lo que tienes que tener claro, por una parte como ir concatenando lo personal y lo externo, por otra que habrá elementos que al final tienes que sacrificar puesto que ensucian el relato o dilatan la acción. Creo que en todo esto me ayuda mi formación, no solo como psicólogo, sino como profesor de maestros, me intento poner en el lado del alumno y en el del profe, aquí igual intento empatizar mucho con el lector.
¿Te dejas llevar por la historia o planificas con precisión milimétrica? Ojalá pudiera planificar milimétricamente. En la mayor parte de las veces tengo claro donde quiero ir, otras de donde partir, lo que sucede en medio casi nunca está planificado, al menos, milimétricamente.
El lector ideal y la acogida de la novela
¿Qué tipo de lector imaginas para La verdad es un vaso vacío? A cualquier lector que busque novela negra de personajes, que quiera ser entretenido con tramas entrelazadas que quizás no tengan un final espectacular, pero si razonable. Que busquen personajes creíbles y reales. Eso sí, que se abstengan los que quieran thrillers acelerados con finales pirotécnicos.
¿Cómo ha sido la acogida inicial de la novela? ¿Hay alguna reacción que te haya sorprendido? Espectacular, cierto es que es una novela muy trabajada durante varios años. Los primeros lectores cero ya me dejaron sin palabras. Alicia Giménez Barlett que dejó con la boca abierta con su comentario y el mail que me mandó. Las de algunos otros colegas también. Son de esas cosas que te encojen el alma y te animan a seguir con esta locura transitoria.
¿Eres de los que sufre al escribir o de los que disfrutan del proceso? A mí me duele mucho escribir, puede que sea por la carga psicológica de mis tramas y personajes, pero les tango mucho respeto a los lectores y me gusta darle varias vueltas a lo escribo, con lo que no avanzo mucho, luego está la corrección que en un par de minutos te cargas lo que te costó horas o días. Me duele, pero evidentemente, sarna con gusto, no pica.
¿Qué papel juega la rutina en tu escritura? ¿Eres metódico o impulsivo? Suelo ser metódico. Quizás también porque no tengo mucho tiempo libre, así con los años me organizo para en los últimos minutos de escrita dejar organizado el inicio del día siguiente. Al igual que la impulsividad y las ganas de terminar los capítulos o la propia novela también lo controlas con los años y eres capaz de dejarla reposar algunos días. Al final es algo que agradeces.
¿Estás trabajando ya en algún nuevo proyecto o prefieres dejar que este se asiente? Estoy corrigiendo la segunda entrega de Nadia y Ginés. Tengo el manuscrito bastante orientado, incluso avance varios capítulos de una supuesta tercera entrega que bueno, primero hay que ir consolidando es cierto, pero ahí están.
Para terminar: Si la verdad es un vaso vacío… ¿con qué bebida preferirías llenarlo? Depende del momento. No soy un gran bebedor, pero ahora que la entrevista termina y el calor que hace, igual con una cañita si que lo celebraba.
Sobre el autor
José Ramón Gómez Cabezas nació en Ciudad Real en 1971. Es psicólogo y profesor de la UCLM, y combina su actividad profesional con la literatura.
Ha colaborado con revistas de literatura policial y es ponente o jurado en la mayoría de los festivales del género negro en España. También preside la Asociación Novelpol (Amigos de la Literatura Policial).
Entre sus publicaciones se encuentran Réquiem por la bailarina de una caja de música (2009), Orden de busca y captura para un ángel de la guarda (2012), Ojos que no ven y El ataque Marshall (2016), y su novela más reciente, La verdad es un vaso vacío. Con El ataque Marshall, fue finalista al Premio Ciudad de Santa Cruz 2017 y al Premio Novelpol 2017.