El rock latinoamericano tiene pocas historias tan singulares como la de El Cuarteto de Nos. Lo que empezó en Montevideo a finales de los 70 como un experimento irreverente entre adolescentes que jugaban a desafiar lo establecido, hoy es una de las propuestas más sólidas y queridas en español. Y México lo sabe. Tras conquistar el escenario del Vive Latino 2024 con una de las presentaciones más comentadas de esa edición —donde dejaron claro que los años solo les han dado más filo y frescura—, la banda uruguaya anuncia el show más grande de su carrera en tierras mexicanas: 18 de octubre en el Palacio de los Deportes.

La noticia no llega en un momento cualquiera. El Cuarteto de Nos atraviesa una etapa de madurez artística que convive con su esencia más ácida. En medio de su gira internacional, están afinando detalles de su próximo álbum, del cual ya conocemos un adelanto: En El Cuarto de Nico. La canción se ha vuelto rápidamente un himno entre sus seguidores, prueba de que el ingenio lírico y la ironía que los ha distinguido desde clásicos como Invierno del 92 o Lo Malo de Ser Bueno sigue intacta.

México y el Cuarteto: un amor de ida y vuelta

Si hay un país que ha abrazado a la banda con una devoción casi ritual, ese es México. No solo los han recibido en festivales como Vive Latino o Pa’l Norte, sino que cada visita ha sido un encuentro de complicidad. En cada concierto, el público mexicano se convierte en coro masivo, cantando con la misma fuerza canciones entrañables como Buen Día Benito o más recientes como La Ciudad sin Alma. Ese intercambio ha convertido a los uruguayos en algo más que visitantes frecuentes: son ya parte de la familia extendida del rock en español que habita aquí.

La cita más grande de su historia

El Palacio de los Deportes no es un escenario cualquiera. Para una banda como El Cuarteto de Nos, que ha transitado entre el underground y la masividad sin perder su identidad, esta fecha representa un antes y un después. Será una noche donde los riffs irónicos y las historias cantadas al borde de la carcajada y la reflexión convivirán con el eco de miles de gargantas mexicanas.

La conexión es fuerte y el momento es único: la certeza de que cada show del Cuarteto es más que un concierto, es un ritual de catarsis colectiva.

El 18 de octubre no será solo otra fecha en el calendario del rock latino, será la confirmación de que las canciones irreverentes de unos jóvenes montevideanos de 1978 se han vuelto eternas, y que su historia sigue escribiéndose con tinta mexicana.