Clases de ajedrez que sorprenden a los padres
El día llega.
No importa si llevas años jugando. Un día, tu hijo te mira con esa sonrisa que mezcla picardía y orgullo, mueve la reina con decisión y dice: “Jaque mate.” Después viene el inevitable y sonoro “¡te gané!”.
Y tú te quedas en silencio, entre el asombro y la resignación.
Has perdido. Contra un niño de ocho años. En tu propia casa.
Esas clases de ajedrez que sorprenden a los padres..
La dulce (y ruidosa) victoria infantil
Los niños viven su primera victoria en ajedrez como si acabaran de ganar un campeonato mundial. Saltan, se ríen y, en algunos casos, dan entrevistas imaginarias.
Tú sonríes, claro, porque estás orgulloso… aunque una pequeña parte de ti no puede evitar pensar: “Mañana me preparo la Defensa Siciliana.”
Por qué (probablemente) no volverás a ganarle
El cerebro de un niño aprende a una velocidad que da vértigo.
Mientras tú repasas la jugada anterior, él ya está pensando en la siguiente, y recordando un truco nuevo que le enseñaron en clase.
Y aunque algunos se enfadan al perder (porque sí, también pasa), lo cierto es que vuelven al tablero una y otra vez, decididos a jugar.
Esa capacidad de aprender rápido, probar sin miedo y disfrutar del reto es su verdadero superpoder. Nosotros analizamos la partida; ellos simplemente vuelven a jugar.
Así que, cuando tu hijo te gane por primera vez, disfrútalo: puede que a partir de ahí te toque acostumbrarte… pero significa que el aprendizaje está funcionando.
Aprender ajedrez
En las clases de ajedrez que sorprenden a los padres, los niños no solo aprenden a mover piezas, sino a pensar antes de moverlas.
A veces calculan tres jugadas por delante; otras, se lanzan con un peón heroico que termina perdido en mitad del tablero. Pero en ambos casos aprenden algo importante: perder no es el final, es solo una jugada más.
Y mientras ellos aprenden paciencia, los padres aprenden otra virtud: cómo perder con dignidad ante un jugador de metro y medio.
Ajedrez para niños: mucho más que partidas
El ajedrez para niños mejora la concentración, la memoria y la capacidad de planificar. Pero sobre todo enseña algo que ningún videojuego puede ofrecer: el arte de esperar, observar y pensar con calma.
Aunque eso sí, algunos aún celebran sus victorias con bailes imposibles o un sonoro “¡te gané!”. Y está bien. Porque aprender también es disfrutar, incluso cuando el padre o la madre están al otro lado del jaque mate.
Clases de ajedrez para niños en Barcelona
En Peón Negro lo vemos cada semana: niños y niñas que aprenden, compiten, se ríen y piensan cada jugada como si fuera la final del campeonato mundial.
Nuestras clases de ajedrez para niños en Barcelona están pensadas para que aprendan jugando, mejoren su concentración y, de paso, puedan seguir celebrando cada jaque mate.
 
							 
						 
							 
							 
							