El pasado sábado 11 de octubre, en el torneo de Prince Edward Island (Canadá), una niña de Halifax ha protagonizado una de esas historias curiosas que van más allá del resultado. Michelle Zhang, de solo 12 años, se ha enfrentado al segundo mejor jugador del mundo, Hikaru Nakamura, y ha logrado lo que muy pocos adultos consiguen: mantenerlo en tensión durante 65 jugadas.
El escenario ha sido el Maritime Open Chess Championship, celebrado en la localidad de Summerside. Zhang, que compite allí casi todos los años, no podía imaginar que en esta edición se toparía con una leyenda viva del ajedrez. Nakamura, famoso tanto por su trayectoria profesional como por sus millones de seguidores en YouTube, ha decidido participar a última hora. Su objetivo era disputar partidas clásicas para completar los requisitos de la FIDE y clasificarse para el Torneo de Candidatos 2026. A pesar de la nueva norma de la FIDE “Anti-Nakamura”.
Para Michelle, la experiencia comenzó de una forma casi cinematográfica. En el desayuno previo al torneo, vio a un hombre con su característica sudadera azul. Alguien que no solo parecía Nakamura, sino que era Nakamura. Lo que no podía imaginar es que acabaría jugando la partida de su vida.
Valentía sobre las 64 casillas
Cuando el reloj marcó el inicio, Michelle respiró hondo. “Estaba mitad nerviosa, mitad emocionada”, confesó después en una entrevista con CBC News. Y es que enfrentarse a Nakamura no es un juego: es medirse con uno de los jugadores más incisivos y creativos del ajedrez moderno.
La joven canadiense, con casi 900 puntos de Elo menos, resistió 65 jugadas ante el número dos del mundo. Durante gran parte de la partida logró mantener una posición equilibrada, complicando los planes del gran maestro estadounidense. Después, con el tiempo corriendo en su contra, un pequeño error táctico inclinó el resultado. Pero lejos de frustrarse, Michelle terminó la partida con una sonrisa. “Fue una gran experiencia”, dijo. “Ojalá hubiera jugado un poco mejor al final, pero aprendí muchísimo”.
Un rival de lujo y una lección inolvidable
En su canal de YouTube, donde acumula más de tres millones de suscriptores, Nakamura ha publicado un análisis detallado de la partida. Lejos de la condescendencia, Nakamura ha elogiado el juego de la chica: “Plantó muchas trampas, y hasta el último momento estaba resistiendo bien. La verdad, sentí alivio al ganar”.
La respuesta de Michelle tras enterarse de que su partida se colgaría en el ciberespacio no tardó en llegar. “Me hizo ilusión escucharlo decir que estuvo nervioso durante la partida”, comentó. Para una niña de su edad, escuchar a uno de los mejores jugadores del planeta reconocer su preocupación creo que es mucho más que un triunfo emocional.
Zhang lleva jugando desde los seis años. Vive con su familia en Halifax y forma parte de una comunidad de jóvenes talentos del ajedrez atlántico. Su historia es el reflejo de una sana actitud por el ajedrez. “No tengo un gran sueño, solo quiero seguir mejorando”.
En un entorno donde las redes sociales suelen amplificar la fama efímera y los resultados espectaculares a corto plazo, su enfoque destaca por su autenticidad en la búsqueda del crecimiento personal. El propio Nakamura ha declarado: “Ver a jóvenes como Michelle me hace recordar mis inicios, cuando todo era aprendizaje y curiosidad”.
La presencia de Nakamura en el torneo ha sido una sorpresa absoluta. En palabras del propio jugador estadounidense, su visita a la isla fue también una manera de “devolver algo a la comunidad ajedrecística”. Durante el evento se dio un baño de multitudes, firmando autógrafos y haciéndose fotos con los jugadores.
Mientras Hikaru Nakamura continúa su camino hacia el Torneo de Candidatos, Michelle seguirá estudiando aperturas, revisando finales y soñando con su próxima partida. Quién sabe si volverán a encontrarse, pero si eso sucede seguro que ninguno olvidará lo que ocurrió aquella tarde en Summerside.
 
							 
						 
							 
							 
							