Al autor de Night Falls Over Kortedala siempre le ha perseguido desde sus inicios esa aura de malditismo que, por un lado, le ha permitido hacer lo que le ha dado en gana siempre que ha querido, aunque por otro lado no ha conseguido llegar a un público más amplio dentro de los parámetros de la música indie. Esto es algo que no parece que le importe mucho al de Gotemburgo, aunque esta escasez de popularidad – más allá del reducido club de fans – hace que tenga que agudizar el ingenio: que si escribir canciones gracias al apoyo de fans en su proyecto Ghostwriting (2015), o Postcards, en donde componía y compartía cada semana una canción hasta sumar un total de cincuenta y dos. A la periodista Laura Snapes le decía en 2016 a través de la revista Pitchfork: “Well, yes, to force myself to find magic when sometimes there seemed to be none at all. To be able to write about things that wouldn’t make sense or matter a year later, things that seemed not very important at the time and that I otherwise would’ve discarded. And while it didn’t occur to me until recently, I think also to find an escape route out of a music industry that is becoming more and more focused on making money”. Y es que a Jens Lekman, como le puede pasar a cualquier común mortal, le cuesta llegar a fin de mes tan solo grabando discos u ofreciendo conciertos, y por este motivo tiene que buscarse la vida con proyectos de diverso pelaje, como por ejemplo, ser también cantor en bodas, que parece ser asciende a ciento treinta y dos hasta la fecha. De ahí que llevé años ejerciendo como tal en casamientos, y en este Songs For Other People’s Weddings (Secretly Canadian, 2025) rinde homenaje a este oficio que con tanto deleite desempeña.
Este nuevo disco nace de la colaboración con su gran amigo y escritor David Levithan, que ha publicado un libro del mismo título que este disco, en donde narra las experiencias de un músico que toca ocasionalmente en bodas, y que tiene la particularidad de llamarse J y además escribe canciones personalizadas para cada pareja. J y su novia se distancian (ella tiene que irse a Nueva York), y es entonces cuando el protagonista se plantea si cantarle al amor tiene ya sentido o no.
Como es fácil deducir, ese J es un trasunto del propio Lekman, y la novia encarnada en la ficción, en el disco la ocupa la cantante Matilda Sargren (hay más voces femeninas acreditadas a lo largo del disco) la cual da la réplica a Jens en alguna de estas bellas canciones. Tonadas que son como cartas de amor, o postales entre enamorados, algo que ya puso en práctica en su anterior disco, el gran Correspondence (2019) junto a Annika Norlin.
Un conjunto de canciones que es mejor tomarse con calma. Un disco de casi hora y media da para escucharlo con serenidad pero también en sus dosis adecuadas por posibles hiperglucemias. En estos surcos hallamos los excelsos arreglos de cuerda y viento que nos tiene acostumbrados el sueco, y un variopinto recital de tonalidades: la música de cámara de aires nostálgicos (“Speak To The Music”), pop con aires soul (“Candy For A Stranger”), elegante philly disco (“With You i Can Hear My Own Voice”), pop de herencia coheniana (“GOT-JFK”), animadas melodías para salas de baile de cruceristas (“Wedding In Brooklyn”), extensas orquestaciones que parecen salidas de una fantasía Disney (“Wedding In Leipzig”), y hasta canciones que guiñan un ojo a Sinatra (“The First Love Song”).
Escucha Jens Lekman – Songs For Other People’s Weddings (Secretly Canadian)
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