La noche del pasado jueves, la Sala Razzmatazz de Barcelona se convirtió durante un par de horas en un reflejo del Mánchester de finales de los 80: una sala llena de gente bailando. Es lo que Shaun Ryder y los suyos consiguieron en esa época en la Haçienda de Tony Wilson. Crearon un lugar donde daba igual quién tocara, mientras hiciera bailar al personal. Esa era la teoría. Daba igual qué grupo tocaba, pero la realidad es que transcurridos más de 40 años desde la inauguración del local, las bandas que formaron parte de él son bandas de culto a día de hoy: New Order, Inspiral Carpets, Stone Roses o los mismos Happy Mondays, entre otros muchos.

Esos 40 años pasados pueden dar respuesta al color blanquecino de pelo de una gran parte del público en el concierto. Gente ya entrada en años que se reunía de nuevo para recordar viejos tiempos. Cortes de pelo, formas de vestir, camisetas de festivales y grupos ya extintos, incluso una peculiar forma de bailar que cobra sentido si echas la mirada atrás. También llamaba la atención la presencia de segundas (o terceras) generaciones acompañando a algunos de estos veteranos de la pista.

El concierto empezaba con «Kinky Afro» que no lo hacía con la fuerza ni el volumen con el que sí que transcurriría el resto del bolo. Aun así, el inicio sí que dejaba clara la disposición que tomaría la banda en el escenario. Shaun Ryder, inmóvil en el centro sujetando en la misma mano una botella de agua y un vaper (quién le ha visto y quién le ve), y en la otra el micrófono con el que iba rapeando, silbando y declamando sus irónicas letras. Otro miembro original de la banda, Mark Day tocaba con firmeza sus míticos riffs en cada canción. En la batería Gary Whelan, también miembro fundador del grupo. Para cerrar al cuarteto original está Bez. ¿Quién es Bez?, la respuesta fácil es un señor que baila, pero es mucho más. Google le define como ‘instrumento de percusión’. Lleva maracas y también ganó Gran Hermano UK. Cosas de Mánchester, supongo.


Durante el bolo los Happy Mondays repasaron temas sobre todo de sus tres primeros discos, con himnos como «God’s Cop», «Loose Fit», «Hallelujah», «24 Hour Party People» o «Step On» como colofón. Entre cada canción Shaun hacía algún chascarrillo comentando la época de cada tema y también algún problema a la hora de leer la setlist que resolvía con su habitual sentido del humor.

Lo que una carrera llena de sustancias y excesos nos podía hacer temer, no se dejó ver por ningún lado. La voz de Shaun enérgica y en sintonía con la de Firouzeh en muchos de los temas en los que la actual colaboradora de la banda participaba. Bez incansable, que más allá de la broma, hace que por momentos no puedas parar de seguirle con la mirada, de cuestionar su edad y los kilómetros que recorrerá en cada bolo.

Una vez reposado el concierto, uno se puede hacer una idea de cómo esta gente cambió la forma de entender la fiesta, las raves y la música en las discotecas en general.

Foto Happy Mondays: Carlos Barrie