Es una gran noticia sin duda que Linda Mirada (alias tras es el se cobija Ana Naranjo), haya decidido sacar nuevas canciones. Quien esto escribe siempre la ha considerado una rara avis de nuestro panorama pop, con una habilidad innata para enhebrar melodías brillantes que tienen mucho de intuición, y de necesidad de incorporar a su cosmología toda una serie de influencias que maneja con profesionalidad no exenta de pasión.
Según nota la nota de prensa que comenta de forma concisa este Qué Largo Es El Verano (Lovemonk, 2025) el nuevo largo “arrancó de manera insospechada hace ya unos años: “Voy a grabar un single en italiano”. La frase se produjo en una charla entre Ana y el sello. A día de hoy, el plan sigue sin haberse llevado a cabo, aunque todo puede cambiar en cualquier momento. Por el camino ha surgido el primer disco en doce años de Linda Mirada: “Qué largo es el verano”. El trabajo no cuenta con ninguna canción en italiano, pero respira el espíritu pop de los primeros ochenta del sur de Europa con destellos, sí, de italo disco”. Ana ha ido sacando tiempo para ir componiendo las siete canciones que componen su tercer disco, y así de entrada, las sonoridades no se apartan de esa hoja de ruta que arrancaría con China Es Otra Cultura (2010), y que afianzará con el posterior Con Mi Tiempo y El Progreso (2012): pop en donde su sincretismo es capaz de mezclar diferentes estilos con una espontaneidad prodigiosa.
Con una gran portada a cargo de Javier Rodríguez – premio Eisner de este año por su obra en Zatanna: Abajo la sala – preñada de misterio y exotismo a través de un exultante cromatismo, y una amplia nómina de productores y mezcladores – por aquí están acreditados Paco Loco, Eugene Tammbourine, Darshan Jesrani, Bart Davenport y Daniel Collás – Linda Mirada, a las primeras de cambio ya seduce con el tema inicial “Bajo Un Mismo Techo” en donde una guitarra jangle ,en primer término, nos introduce en resonancias a lo Fleetwood Mac ochenteros. “Obstáculo” es una gema de tecno-pop en donde Ana narra los vaivenes de una relación, y los sintetizadores evocan a unos Depeche Mode aún con acné y a el italo de P. Lion.
El city pop también se apunta a la fiesta en “Siempre”, con una letra en la que diserta acerca de las ausencias que se experimentan por los amores que se viven desde la distancia. Con “Starlink” se rebajan las pulsaciones, y entre dub, sophistipop y Mecano, uno se deja llevar sin remisión. Más sophistipop llega de la mano de “Morena Del Apóstol” (junto a North Satellite) y “Si La Brisa Es Buena”, que tienen un aire a las producciones de Scritti Politti y un punto a Jules Tropicana, y con “Autoficción” el tempo se torna más etéreo, con deudas al vaporwave y a los The Human League de Travelogue. Un gran regreso.
Escucha Linda Mirada – Qué Largo Es El Verano
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