Gorillaz (Pulse Of Gaia) Universidad Autónoma de Madrid 20/09/25


Gorillaz llegaban a Madrid en su único concierto fuera del Reino Unido este para celebrar sus 25 años de carrera. Una conmemoración que arrancó en el Copper Box Arena de Londres en una residencia en la que fueron interpretando cada uno de sus discos y que aquí vino enmarcada dentro del evento bautizado como Pulse Of Gaia.

El campus de la Universidad Autónoma de Madrid se reveló como un espacio lo suficientemente grande para albergar un festival que rondó los 15.000 espectadores y venía presentado como (sic): «Una conmovedora convergencia de música multigénero, arquitectura sacra y diseño inmersivo, donde cada ritmo, estructura y detalle nos invita a recordar nuestro ritmo compartido con la Tierra y entre nosotros». Desconocemos la ideonidad del recinto para futuras citas, pero ante el conocido problema de la capital para acoger festivales multitudinarios, una localización a 10 minutos de la zona norte de Madrid con suficientes plazas de aparcamiento en las inmediaciones y fáciles accesos, resultó ser toda una sorpresa.


Gran parte de los congregados venía a ver a Gorillaz en vista de la estampida al terminar su concierto, pero lógicamente la cita debía rentabilizarse con esa máxima festivalera de cuanto más tiempo pase la gente allí, mejor. Así, desde las seis de la tarde y hasta la madrugada, el público pudo transitar con un recinto con un escenario principal -con excelente sonido y visibilidad- y uno menor algo apartado, por el que fueron circulando varios Djs. Suficientes barras de bebida y una oferta gastronómica agrupada en un pequeño espacio para el que acceder en su momento pico, había que esperar una cola de más de una hora. Principal queja de quienes realmente estaban allí celebrar a los de Damon Albarn, pero aprovecharon para vivir un día festivalero completo.

Tras diferentes sesiones llegó el turno de Thundercat, músico a quien conocimos en tiempos de Suicidal Tendencies y que con esa fusión de jazz con funk comandada con su bajo de seis cuerdas, fue metiendo al personal en harina. La afluencia fue creciendo, los beats de los dos escenarios retumbaban caía la noche y de repente, se hizo un silencio rápidamente interrumpido por una ovación. «Hello? Hello? Is anyone there?» gritaba el bueno de Albarn mientras las pantallas nos saludaban con los primeros compases de «M1 A1» ese arrebato de punk arrebatado. A partir de ahí, hora y media escasa comandada por un genial compositor bien arropado por unos músicos a la altura y unos avatares virtuales más humanos que la propia humanidad.

Viajes al pasado y presente enlazando el dub de esa distopía anticipada de «Last Living Souls» (primera parada en el protagonista Demon Days (2005)), con la reciente «The Happy Dictator», anticipo de lo que será The Mountain en marzo. Una irónica pieza que nos trajo a Sparks «enlatados» para acompañar a la banda retratando ese autoritarismo creciente gracias a la seducción mediática. Curioso verse rodeado de niños con sus padres, mucho veinteañero que seguro desconoce lo que son Blur y otros espectadores que crecimos con el bueno de Damon, cantándole a las ansiedades de nuestro tiempo. De las lejanas «Tomorrow Comes Today» y una «19-2000» con inicio fallido, a la sintética «Rhinestone Eyes», que nos recordó lo grande que es Plastic Beach (2010) y arrancó los primeros saltos masivos.

Todo encajó en el show de Gorillaz, toda una experiencia audiovisual y sensitiva que lo mismo nos hacía adentrarnos en los parajes ambientales de «Man Research (Clapper)», que nos mecía con la magia melódica de «On Melancholy Hill». Que alcanzó el punto álgido en una portentosa «Stylo» con Bootie Brown como maestro de ceremonias con los sampleos del gran Bobby Womack y Bruce Willis en pantalla persiguiendo a 2-D, Noodle, Murdoc y compañía. Que nos trajo otros momentos memorables como esa «Kids With Guns», el paso por Humanz (2017) de la sedosa «Andromeda» o el arrebato rockero de «White Light». Por cierto, no hubo parada en su último disco hasta la fecha, Cracker Island (2023), y eso que muchos esperábamos la aparición de Thundercat para cantar al menos el tema titular.

La parte final del concierto estuvo a la altura, con la contagiosa fiesta de «Dirty Harry»; una «Feel Good Inc.» con Posdnuos de De La Soul sacudiendo al personal y haciendo retumbar las carcajadas del estribillo; la aparición del rapero argentino Trueno interpretando la que será una de las canciones de su nuevo disco y confirmando la expansión territorial de un proyecto que no conoce límites ni fronteras, y el consabido final con la infalible «Clint Eastwood» que sonó en su versión habitual y en un cierre acelerado con la compañía del cantante de reggae Sweetie Irie.

Noventa minutos para enmarcar tras los que siguió la fiesta de la mano del estadounidense Maceo Plex y el holandés Reinier Zonneveld.

Fotos Gorillaz (Pulse Of Gaia): Manuel Pinazo

 

 

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